miércoles, marzo 23, 2005

Aceitunas sin hueso de Iurdana

Que por qué las aceitunas sin hueso. Pues porque eh eh… porque nunca me gustó la fruta que hay que pelar. Sé que parece que no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero verás que sí, déjame que te explique: cuando era niño mi madre solía llevarme tarde al cole y no te imaginas la vergüenza que me hacia pasar cuando llamaba a la puerta y me empujaba con la bolsita del tentempié del recreo.

Para colmo mientras iba a mi pupitre sin mirar para atrás, rezando porque mi madre no dijera mi nombre y me encasquetara tan preciado marrón, muy bien envuelto por supuesto, oía como gritaba sorprendida que no me olvidara la bolsita… “que tienes que alimentarte para crecer y aplicarte bien en los estudios”. Menuda güasa se trajeron conmigo toda la primaria. ¡Hasta que pude librarme del mote “naranjito sin hueso”! Porque lo que mi madre metía en la bolsa era una naranja peladísima y un mini-taperware con aceitunas, debidamente deshuesadas y cortaditas en trozos acordes a mi tamaño.


Aún hoy no logro entender cómo mi madre se complicaba tanto la vida preparándomelo, pelando cuidadosamente la fruta y quitándole el hueso a las aceitunas para partirlas a continuación. Ella tampoco entendió nunca que yo me desesperara mirando el reloj, con mochila a la espalda y pensando en la retaila de insultos y risitas que me esperaban en el recreo.

Cuando enfermó y la tuvimos que llevar al Hospital estuve por confesarle el porqué de mi nerviosismo y de mi posterior resentimiento hacia ella, que poco a poco me alejó hasta convertirse en un silencio de kilómetros.

No me atreví. Te puedes creer que sólo pude cogerla de la mano y llorar como un niño, como aquel que sufrió su especial cuidado, su que hacer perfecto. Creo que esa noche le lloré todo lo que guardaba para ella. Me miró y sentí que por fin nos entendíamos. De repente le agradecí en silencio todas aquellas atenciones. Y murió.

Ahora no soporto las naranjas, y supongo que por familiaridad, ninguna fruta que se tenga que pelar, como tampoco aguanto las aceitunas deshuesadas…

Las aceitunas son con hueso, las frutas con su piel y los jardines, los que merecen contemplación, con flores… ¿O no? Pues eso.