Familia,
A veces cuando de repente aparezco en un sitio, me pregunto qué coño hago allí, qué fuerza interna o externa me ha impulsado a dejarlo todo y salir corriendo hacia ese lugar, teniendo que empezar mi vida otra vez de cero... con las veces que lo he hecho, ahora siento que en vez de empezar mi vida desde cero, la empiezo desde un millón. Que es lo mismo pero suena como más enriquecedor ¿No?
Confieso que al principio lo disfrutaba porque era impulsiva, pasional, aventurera y llena de energía dispuesta a comerse al mundo por las patas... confirmando así lo que mis colegas Chinos contaban en su horóscopo; de que la mua era serpiente. Y tras analizar, comparar y estudiar los pros y contras de ser reptil, llegué a la conclusión de que podía merecer la pena creerlo. Aunque yo, si he de ser sincera, me veo más de gata que de serpiente, la verdad, y como no me puedo quedar con las ganas de corroborar algo (eso es muy felino...) la duda me hizo volver a desaparecer del lugar en el que me encontraba (un acto rápido, sutil, que confirma mi naturaleza reptil) y me trajo hasta Alicante, donde se me informó que ahora soy rata... ¡Hasta que cumpla setenta y dos años! Y después seré no sé qué... pero no serpiente, ni rata. Para colmo ojeé el programa que decía todo esto y añadía que soy serpiente de año, pero que durante mi concepción fui tigre ( o tigresa, para aquellos que no me conozcan), perra por la hora, gallo por el día (que nací), cerda por el mes y mona de por vida... total que ahora no sé qué creer porque a todo este mejunje se me suma mi propia creencia de que cada uno/a tenemos un tótem, un animal con el cual nos sentimos identificados, y que no tiene nada que ver con esta filosofía oriental. Bueno, a lo mejor sí porque yo fui tigre en la concepción, al comienzo de todo y mi tótem es gata... ambos felinos... bah, no sé.
¿Sabéis qué? Voy a confiar en mi intuición, que raras veces me falla y que no sé de qué naturaleza animal- de tantas- me viene, y me voy a creer que al final somos todos conejos, pero no de los Chinos colegas sino de conejos de Indias y que una fuerza superior, nombrada por mil culturas- ésa que a mí me trae y me lleva a su antojo- juega con nosotros/as como si fuéramos piezas y el mundo un tablero a sus pies. Y que a veces un movimiento depende de nuestro instinto animal y otras... pfff, de una simple tirada de dados. Y por Dios que este Jumanji divino (y no cinematográfico) sea para mejor...
Que así sea.
Ah, por cierto... ¿Puedo pedir comodín del público?